miércoles, 16 de mayo de 2012

El Abecedario

El Abecedario

El alfabeto, abecedario o abecé de una lengua o idioma es el conjunto ordenado de sus letras. Es también la agrupación, con un orden determinado, de las grafías utilizadas para representar el lenguaje que sirve de sistema de comunicación.

El término alfabeto procede del griego ἀλφάβετον (alfábeton), derivado de las dos primeras letras griegas ἄλφα (alfa, α) y βῆτα (beta, β), derivadas a su vez de las letras fenicias ʾalp y bēt, que significaban «buey» y «casa» respectivamente. El alfabeto griego es una adaptación del alfabeto fenicio, que también dio lugar entre otros al hebreo y al árabe. Por su parte, el término abecedario proviene del latín tardío abecedārium, también derivado del nombre de las primeras letras, en este caso cuatro: a (a), b (be), c (ce) y d (de).       
  
Algunas letras pueden recibir uno o varios diacríticos con el fin de diferenciar los sonidos de la lengua o poder evitar las ambigüedades. De la misma forma, el alfabeto puede ser entendido por el uso de letras suplementarias. Las evoluciones fonéticas de una lengua se crean a un ritmo diferente de la evolución escrita. La escritura alfabética no garantiza una correspondencia unívoca entre los fonemas y los grafemas. En otros ámbitos (matemáticas, por ejemplo), un alfabeto es un conjunto finito y ordenado de símbolos.

El orden alfabético pasado y presente

Aunque hay muchas similitudes entre los alfabetos de distintos idiomas, se observan también diferencias peculiares en cada uno. No siempre está claro qué es lo que constituye un alfabeto específico, único. El francés utiliza básicamente el mismo alfabeto que el inglés, pero muchas de las letras usan marcas adicionales, como la é, la à y la ô. En francés, estas combinaciones no se consideran letras adicionales. Sin embargo, en islandés letras acentuadas tales como la á, la í y la ö se consideran letras distintas del alfabeto. En español, la ñ es una letra distinta, pero vocales acentuadas como la á y la é no lo son. La ll y la ch también se consideraban letras aparte, pero en 1994 la Real Academia Española cambió el ordenamiento, de modo tal que la ll está ahora, en el diccionario, dentro de la l, entre lk y lm, y la ch está dentro de la c, entre cg y ci.

En alemán, las palabras que comienzan con sch- (que constituyen el fonema alemán ʃ) se intercalaron entre las palabras que empiezan con sca- y las palabras que empiezan con sci- (todas ellas, casualmente, palabras tomadas como préstamo de otros idiomas), en vez de que este grupo gráfico apareciera después de la letra s, como si fuera una sola letra – una decisión lexicográfica que resulta obligatoria en un diccionario de albanés, donde dh-, gj-, ll-, rr-, th-, xh- y zh- (todos los cuales representan fonemas y se consideran letras por separado) aparecen después de las letras d, g, l, n, r, t, x y z, respectivamente. Asimismo, en un diccionario de inglés las palabras que inician con th- tampoco tienen un lugar especial después de la letra t, sino que quedan incluidas dentro de ésta, entre te- y ti-. Las palabras alemanas con diéresis se ordenan alfabéticamente como si no hubiera diéresis alguna – contrario a lo que ocurre con el alfabeto turco, que supuestamente adoptó los grafemas ö y ü alemanes, y donde una palabra como tüfek ("arma"), aparece en el diccionario después de tuz ("sal").

Los alfabetos danés y noruego terminan con æøå, mientras que los alfabetos sueco, finlandés y estoniano colocan, convencionalmente, las letras åäö al final.
Algunas adaptaciones del alfabeto latino se ven incrementadas con el uso de ligaduras como, por ejemplo, æ en el inglés antiguo y en el islandés y la Ȣ en el algonquín; a través de préstamos de otros alfabetos como, por ejemplo, la letra thorn del inglés antiguo y del islandés, que provenían de las runas futhark, y a través de la modificación de letras existentes, como la eth (minúscula ð) del inglés antiguo y del islandés, que es una modificación de la d.

Otros alfabetos utilizan únicamente un subconjunto del alfabeto latino, como por ejemplo el hawaiano y el italiano, que usa las letras j, k, x y y w únicamente en las palabras de origen extranjero.

No se sabe si los primeros alfabetos tenían un orden definido. Algunos alfabetos actuales, como por ejemplo la escritura Hanuno'o de algunas poblaciones originales de las Filipinas, en la cual se enseña una letra a la vez, sin ningún orden en particular, y no se usan para el ordenamiento alfabético. Sin embargo, varias tablillas ugaríticas del siglo XIV A.C. preservan el alfabeto en dos secuencias. Una de ellas, el orden ABCDE utilizado más adelante por loa fenicios, se sigue utilizando hoy en día, con cambios menores, en los alfabetos hebreo, griego, armenio, gótico, cirílico y latino; la otra, HMĦLQ, se utilizaba en el sur de Arabia y actualmente se sigue usando en el alfabeto Ge'ez (véase también alfabeto etíope)  Ambos tipos de orden alfabético se han mantenido más o menos estables, por consiguiente, por lo menos durante los últimos tres mil años.

Este ordenamiento histórico ya no persistió en el caso del alfabeto rúnico, ni tampoco en el del alfabeto arábigo, aunque este último sigue usando el llamado orden abjadí para la numeración.

La familia brahámica de alfabetos que se usa en la India aplica un orden único que se basa en la fonología: las letras se ordenan en función de cómo y dónde se generan en la boca. Esta organización se utiliza en el sureste de Asia, en el Tíbet, en el hangul coreano, e incluso en el kana de Japón, que no es un alfabeto.

Los nombres de las letras fenicias, cada una de ellas asociada con una palabra que inicia con ese sonido, siguen usándose en los alfabetos samaritano, arameo, sirio, hebreo y griego. Sin embargo, dejaron de usarse en el alfabeto árabe, en el cirílico y en el latino.

        Vicky Perez        

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